miércoles, 30 de julio de 2008

Emperador Hirohito



Nació en el palacio de Aoyama en Tokio, el primogénito del futuro Emperador Yoshihito y de la princesa Sadako. Llamado Michi no miya (Príncipe Michi), fue separado de sus padres a muy temprana edad, tal como marcaba la tradición, y educado por preceptores designados. De todos ellos, el que mayor afecto despertó en el joven príncipe (comparable al paterno-filial) fue el general Maresuke Nogi, un veterano militar ultranacionalista, que se suicidó tras la muerte del Emperador Meiji por devoción al desaparecido monarca, siendo reemplazado por el almirante Heihachiro Togo, héroe de la guerra ruso-japonesa. A la muerte del Emperador Meiji, el 30 de julio de 1912, se convirtió en príncipe heredero (formalmente la ceremonia tuvo lugar el 2 de noviembre de 1916). Ingresó en la escuela Gakushuin desde 1908 a 1914, y luego en un instituto especial para el príncipe heredero desde 1914 a 1921. Se convirtió en el primer príncipe en viajar al extranjero cuando en 1921 visitó Europa. Durante los seis meses del viaje, Hirohito visitó siete países, incluyendo: Inglaterra, Francia, Italia, Bélgica, los Países Bajos y la Ciudad del Vaticano. El 29 de noviembre de 1921 se convirtió en regente, debido a la enfermedad de su padre.
Se casó con la Emperatriz Kōjun (princesa Kuni Nagako, Kuni no miya Nagako joō), la hija del príncipe Kuni Kuniyoshi, el 26 de enero de 1924. Tuvieron siete hijos, entre ellos Akihito, quien nació el 23 de diciembre de 1933, y es el actual emperador.

Ascensión
El 25 de diciembre de 1926 tras la muerte de su padre Yoshihito, le sucedió en el trono con el título de Shōwa (Paz Ilustrada). Fue el primer emperador en siglos cuya madre biológica era la esposa oficial del anterior emperador.
En la primera parte de su reinado hasta 1945, se asistió al incremento de la influencia del poder militar sobre el gobierno. El ejército imperial estaba excluido del gobierno desde 1900, aunque practicó el asesinato de políticos entre los que destacó el del primer ministro Tsuyoshi Inukai en 1932. Desde entonces los militares controlaron la política hasta la derrota en la guerra.

Segunda Guerra Mundial

Hirohito vestido de uniforme militar.
Históricamente se ha venido considerando la figura del emperador como ajena al desencadenamiento de la guerra contra China y los Estados Unidos, aunque su consideración como divinidad y la asunción de plenos poderes en la era Meiji, lo convierten en el Hitler de Asia a ojos de los historiadores orientales[cita requerida]. Hirohito era de carácter reservado y tranquilo, mucho más mesurado, de acuerdo con la concepción tradicional, que los generales del ejército. Según esta concepción, su carácter de divinidad le hacía tener distanciamiento de quienes conducían los destinos militares de su país.
Por otro lado, en los años posteriores a la muerte de Hirohito han salido a la luz numerosos documentos no publicados hasta entonces, incluyendo los diarios de importantes personajes de la Corte imperial de la época (los diarios de Koichi Kido, señor del Sello Privado, correspondientes al período 1940-45, del general Hajime Sugiyama, Jefe de Estado Mayor durante la guerra, de Nobuake Makino, gran chambelán del emperador de 1925 a 1935 o el de su ayudante de campo, Takeji Nara, por citar unos cuantos). Estos diarios sugieren que la participación de Hirohito en la Segunda Guerra Mundial fue mucho más activa de lo que, desde 1945, ha venido sosteniendo la concepción tradicional, generando una fuerte controversia sobre el alcance de la responsabilidad del emperador, controversia que ha sido constante en la última década y que todavía persiste. Así, autores como el británico Edward Behr,[1] los norteamericanos Peter Wetzler[2] y Herbert Bix,[3] el holandés Ian Buruma, el español Manuel Leguineche[4] o los japoneses Akira Yamada[5] y Akira Fujiwara,[6] sostienen que fue Hirohito quien condujo a Japón a la guerra.
Igualmente, en diciembre de 1990, el magazine japonés Bungei Shunju publicó póstumamente un monólogo del emperador, conocido como dokuhakuroku, que data de 1946, y en el que el Emperador Shōwa se autoproclama ajeno a la política bélica japonesa, pero al mismo tiempo justifica la misma en un supuesto racismo de las Potencias Occidentales, que no habían tratado a Japón en pie de igualdad en las Conferencias de Paz tras la Primera Guerra Mundial, y en la "educación antijaponesa" que se impartía en China, para concluir que no fue posible evitar la guerra a causa de estas actitudes. En este monólogo, Hirohito se refiere a su Primer Ministro de la guerra, general Hideki Tōjō, como un "leal servidor".
De acuerdo con el historiador japonés Akira Fujiwara, el emperador, incluso, ratificó personalmente, el 5 de agosto de 1937, la proposición de su ejército para eludir las restricciones del Derecho Internacional sobre el trato a los prisioneros chinos.[7] Más aún, los trabajos de Yoshiaki Yoshimi y Seiya Matsuno muestran que Hirohito autorizó a través de órdenes específicas (rinsanmei) el uso de armas químicas contra los chinos.[8] Por ejemplo, durante la invasión de Wuhan, de agosto a octubre de 1938, el emperador autorizó el uso de gas tóxico en 375 ocasiones distintas,[9] a pesar de la resolución adoptada por la Sociedad de Naciones el 14 de mayo condenando el uso de gas tóxico por el ejército japonés.
Firmó la orden en la que se debería entrar en guerra con los Países Bajos, Reino Unido y los Estados Unidos si sus demandas de vía libre en China e Indochina no eran satisfechas. Meses antes los norteamericanos habían suspendido el envío de petróleo a Japón como medida de presión.
El primer ministro, príncipe Fumimaro Konoe, era muy reticente a iniciar una guerra contra los Estados Unidos y los países de la Commonwealth. Sin embargo, el emperador Hirohito se inclinó finalmente por las tesis del sector más belicista, como el propio Konoe admitiría ante su jefe de gabinete, Kenji Tomita.[10] Ante su aislamiento en el Gobierno y la falta de apoyo del emperador, Konoe se vio forzado a dimitir el 16 de octubre de 1941. Para reemplazarlo, Hirohito eligió, de acuerdo con la recomendación del Señor del Sello Privado, Koichi Kido, al hasta entonces ministro de la Guerra, general Hideki Tōjō, una de las figuras más destacadas del sector belicista, encargándole la organización del ataque contra la flota estadounidense en el Pacífico. El 1 de diciembre, en una Conferencia Imperial celebrada en Tokio, Hirohito dio su aprobación oficial al comienzo de la guerra.
Así pues, el 8 de diciembre (7 de diciembre en Hawaii) de 1941, se atacó simultáneamente Pearl Harbor y todo el sudeste asiático.
Con la guerra perdida, los japoneses continuaron ante la petición aliada de rendición incondicional, lo que suponía probablemente la eliminación de la figura del emperador. Sin embargo, pese a la ocupación norteamericana, durante los Juicios de Tokio el emperador recibió inmunidad en su favor no siendo acusado.

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